Remontándonos en la historia, Europa llega con un marco de referencia a América, en su dinámica histórica ideológicamente desarrollaron una “mentalidad mesiánica”, en consecuencia, una conciencia fundamentalista de que el cristiano es el único creyente verdadero, como lo señala Albó: “Esa mentalidad mesiánica va influir decisivamente en la forma de enfrentar el problema de la evangelización y cristianización de la población americana (…) Ese sentido mesiánico tenía, 2 además, consecuencias de tipo social, en tanto daba lugar a una mentalidad de superioridad sobre cualquier otro ser humano ajeno a la cultura europea, en la que la religión es un elemento fundamental. (…) La única forma como se concebía la sociedad, era con uniformidad religiosa.” ( Albó y Barnadas, 1990: 44).
En ese contexto es en 1492 donde se inicia el encuentro entre dos mundos distintos. Europa halla en América dos culturas notables, la maya-azteca, en México y América central, y la incaica en Perú. Así Europa y América logran una compleja fusión de dos mundos inmensamente diversos en mentalidad, costumbres, religiosidad, hábitos familiares y laborales, económicos y políticos.
En este encuentro se inició un inmenso proceso de mestizaje biológico y cultural, que dio lugar a un Mundo Nuevo. La Colonización europea de América se inicia a finales del siglo XV luego de que Cristóbal Colón llegara en 1492 con el mecenazgo de la Corona de Castilla. A partir de ahí, el Imperio Español, el Imperio Portugués, el Imperio Británico, Francia y Holanda, conquistaron y colonizaron algunos territorios y poblaciones que ya habitaban el continente.
El Imperio Español y el Imperio Portugués fueron los primeros en realizar la conquista, y se asentaron principalmente en Norteamérica, Centroamérica y en el área andina de Sudamérica (imperios Azteca e Inca, respectivamente). España fue la potencia que mayor presencia colonial impuso en América. Así la colonización se ve impulsada por dos incentivos fundamentales: una de naturaleza económica y la otra espiritual, siendo el propósito principal de la primera la conquista del territorio, del poder y las riquezas, mientras que el objetivo primordial de la segunda fue la evangelización. “Así pues, la civilización hispánica llega a América con su fuerza guerrera, religiosa y cultural: la cruz y espada, sin la religión la dominación política quedaba huérfana de apoyo y la empresa de la colonización era obra de titanes”. (Maldonado, 1991: 15)
Referente a la conquista espiritual, los encargados de llevar a cabo esta labor, unas veces por convencimiento y otras por la fuerza, fueron los misioneros de distintas órdenes religiosas (franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, carmelitas), algunos de los cuales acompañaron a los conquistadores desde las primeras incursiones. Además de cristianizar a los indígenas, los misioneros le trasmitían la cultura occidental, es decir, las costumbres, lenguajes y forma de trabajos europeos. En una etapa inicial la campaña evangelizadora de la iglesia católica desnuclearizó la estructura social indígena. Los aborígenes eran alejados de sus agrupaciones tribales o multifamiliares, promoviendo deportaciones masivas hacia lugares con climas y costumbres diferentes, para formar las congregas que construían iglesias y conventos y para servir a los religiosos de esas residencias.
Pero también, ya mostrando las luces de la evangelización, la iglesia católica en su afán de cristianizar, a lo largo del tiempo tuvo la iniciativa de caridad, asistencia a quienes lo necesitan, educación, atendía hospitales, orfanatos, conventos y escuelas por medio de las distintas misiones, las cuales al transmitir su pedagogía de la fe, lograban conjugar las artes, como ser la música, el canto, la danza, la arquitectura, la pintura, etc. Así mismo en el desarrollo del tiempo la cristianización va ligada a una dinámica intelectual, la cual impulsa universidades, escuelas, producción de diccionarios, el catecismo en diversas lenguas de los indígenas y los relatos históricos sobre los orígenes de los pueblos.
Cuando España, luego Europa, descubren América, un continente del que no había noticia alguna, se podría decir que los indígenas americanos también descubren América a partir de 1492, pues hasta entonces no la conocían. Cuando los exploradores hispanos, que solían andar medio perdidos, pedían orientación a los indios, comprobaban con frecuencia que éstos se hallaban casi tan perdidos como ellos, inseguros acerca de lo que había al otro lado de la selva, de los 4 montes o del gran río que les hacía de frontera. En este sentido es evidente que la Conquista llevó consigo un Descubrimiento de las Indias no sólo para los europeos, sino para los mismos indios.
Por ejemplo entre imperios, como el de los incas y el de los aztecas, había un abismo de mutua ignorancia. En este sentido, la llegada de los europeos en 1492 hace que aquéllos que apenas conocían poco más que su región y cultura, en unos pocos decenios, queden deslumbrados ante el conocimiento nuevo de un continente fascinante, América. Y a medida que la cartografía y las escuelas se desarrollan, los indios americanos descubren la fisonomía completa del Nuevo Mundo, conocen la existencia de cordilleras, selvas y ríos formidables, amplios valles fértiles, y una variedad casi indecible de pueblos, lenguas y culturas.
Al descubrimiento de América siguió la Conquista de la misma, la cual se realizo con una gran rapidez. La conquista en un inicio represento el uso de las armas por medio de los españoles, pero esta se realizo más por el desfallecimiento de los indios ante la irrupción brusca, y a veces brutal, de un mundo nuevo y superior. Pues merece atención y tener en cuenta que uno del más importante instrumento de la conquista fueron los mismos. En ese contexto quienes conquistaban es decir los españoles reclutaban con facilidad entre ellos a guías, intérpretes, informantes, espías, auxiliares para el transporte y el trabajo, leales consejeros y hasta muy eficaces aliados. Este fue, por ejemplo, el caso de los indios de Tlaxcala y de otras ciudades mexicanas, los cuales hartos de la opresión azteca, deciden ayudar a los españoles para que logren su conquista, pues consideraban preferible el gobierno de los invasores que la de los aztecas.
Con la entrada de los españoles en la ciudad de Cuzco en 1534, concluyó la conquista militar del Perú, llevada a cabo por Francisco Pizarro, y dio comienzo el desarrollo del asentamiento colonial en el área dominada hasta ese momento por el Imperio inca o Tahuantinsuyo que, a partir de 1542, entró a formar parte del virreinato de la Nueva Castilla, conocido más tarde como virreinato del Perú, y que estableció su capital en Lima, fundada en 1535.
Con Pizarro, llegaron al Cuzco dos sacerdotes: el P. Vicente Valverde, dominicano y el sacerdote Juan de Sosa. Uno de los relatos sociológicamente importantes de la etapa colonial es la muerte del Inca Atahuallpa quien en la llegada de los españoles se encontraba en constante guerra con su hermano Huascar. Dicha muerte significo como lo señala Berger, la destrucción de la estructura de plausibilidad de la sociedad incaica.
“Recíprocamente, cuando los conquistadores españoles destruyeron esta
estructura de plausibilidad, la realidad del mundo basado en ella comenzó a
desintegrarse con aterradora rapidez. Cualquiera que hayan sido sus intenciones,
cuando Pizarro mató a Atahualpa comenzó la destrucción de un mundo del cual el
inca no era solo el representante, sino el soporte esencial. Con ese acto, sacudió
un mundo, redefinió la realidad y, por consiguiente, redefinió la existencia de los
que habían sido ‘habitantes’ de ese mundo.” (Berger, 1969: 61y62).
Pocos meses después de la muerte de Atahuallpa, llegan los Mercedarios y se instalan en la ciudad, construyendo el primer convento fundado en el Perú. En 1535, el P. Valverde, que había vuelto a España, se entera de su nombramiento como primer obispo del Cuzco, la primera diócesis de América del Sur, volviendo a tomar posesión de ella en 1537, acompañado de veinte religiosos de su Orden, con quienes estableció su convento sobre las ruinas de un templo que los Incas tenían dedicado al sol. En 1541 se crea la diócesis de Lima, que en 1547 será elevada a arquidiócesis, constituyéndose en cabecera de la Iglesia en la América del Sur. Es en el Perú 6 donde se establecieron conventos de las Ordenes religiosas y tuvieron por todas partes misiones y doctrinas. También salieron de ahí expediciones militares y evangélicas hacia las demás regiones de la América española. En 1535, Diego de Almagro parte con su expedición hacia el sur, atravesando los actuales territorios de Bolivia y norte de Argentina para luego atravesar los Andes y llegar a Chile a fines de 1535. Acompañaban esta expedición dos sacerdotes mercedarios, el P. Antonio Solís y Antonio de Almansa y el clérigo Cristóbal Molina. De su paso por el territorio Boliviano, surgen las comunidades que darán origen a la diócesis de Charcas o la Plata en 1552, que luego será elevada a arquidiócesis en 1609.
En ese contexto la llamada ”primera evangelización”, llevada a cabo por misioneros españoles se realizo en correspondencia con la política de ocupación y sojuzgamiento de los pueblos americanos. Así “Fray Juan Pérez de Marchena fue el primer sacerdote que celebró la Santa Misa en tierra americana.” (Prata, 1963: 274). Pero la llamada primera evangelización no fue una buena noticia para los indígenas de ese tiempo, ya que los misioneros se veían ligados a las acciones de los colonizadores, pues varios autores señalan que la cruz y la espada diezmaron comunidades indígenas. Se proyecto la imagen de un Dios muerto en la cruz, quien castigaba, El imaginario religioso se redujo a mostrar la culpa, el pecado, el infierno y los demonios, al purgatorio.
Así esta ideología colonialista de los evangelizadores representó un choque para las culturas y religiones de los indígenas, pues satanizo y condenó su imaginario radical, Así convencidos de que los conquistadores trajeron consigo a Dios en sus carabelas, desarrollaron todo un proceso de “extirpación de idolatrías” para que el paganismo según su creencia, ya no incida en esas tierras. 7 La primera medida evangelizadora que tomaron los misioneros españoles fue la de destruirle a los indígenas sus lugares sagrados y sus objetos religiosos de culto, porque, según parecía, todo era pagano. La cristianización se hizo buscando acabar con tradiciones, valores antiguos, y autoridades haciéndolos aparecer perversos o inadmisibles.
Así se subvaloró la religión del indígena, con la convicción de portar una religión y cultura superiores. Con este hecho el desarrollo del pensamiento teológico indígena, fue truncado, donde quienes oficiaban los ritos y cultos a las deidades fueron satanizados y por lo tanto perseguidos. Como lo señala López “La estrategia logró demoler las manifestaciones visibles (templos, ‘ídolos’ códices, sacerdotes, ceremonias) de la teología refinada o institucional; sin embargo, no pudo hacer nada frente al pensamiento y los servicios teológicos populares que no eran fácilmente identificables, pues formaban parte de la cultura general del pueblo. Éste mantuvo sus esquemas teológicos en la intimidad personal o familiar o en la clandestinidad de los cerros y de la noche, o los reformulo poniéndolos a dialogar con los contenidos del cristianismo.
Es lo que dio por resultado el fenómeno que ahora denominamos ‘religiosidad popular o religión del pueblo’. Hubo ilustres que apoyaron directa o indirectamente esta labor de apropiación del cristianismo, por parte de los pueblos vencidos” (López, 1994:166. Citado en Arrobo, 2006:41). A partir de 1553 los indígenas eran obligados a proporcionarle sustento a los sacerdotes (según acuerdo legal entre Audiencia e Iglesia) a través del camarico; una especie de impuesto que consistía en la entrega diaria a la jerarquía religiosa de esa comunidad, de un par de gallinas, y la cesión de entre tres y cuatro mujeres que elaboraran pan, recogieran frutas e hicieran la comida para los caballos. La mayoría de los religiosos terminaron cobrando ese impuesto en monedas de plata. En 1537, sin embargo, el Papa Paulo III admitió que los indios americanos eran "seres humanos, dotados de alma y razón", en su bula Sublimis Deus.
Los siglos y acontecimientos subsiguientes confirmaron que el reconocimiento de los indios como seres humanos había actuado como única razón justificadora para emprender con rigor y organización la cruzada 8 evangelizadora: difícilmente se pudiera entender la llegada masiva de eclesiásticos a América con la misión de convertir animales al cristianismo.
El marco de represión en el que se desarrolló este régimen de dominación, incluidas las guerras pertinentes, es conocido a través de sus consecuencias. En 1492 había aproximadamente 90 millones de indígenas viviendo en América (66,5 millones en Sudamérica; 13,5 en América Central y 10 millones en Norteamérica). Cien años más tarde el equilibrio demográfico se había roto de tal manera a causa de las guerras, las enfermedades y las matanzas, que los habitantes indígenas de Sudamérica se habían reducido en 40 millones de personas. En 1652, los 13,5 millones de indios centroamericanos se habían transformado en 540.000. Y en 1692, en el segundo centenario del desembarco europeo en América, la población indígena total superaba apenas los 4,5 millones de habitantes, según datos proporcionados por la organización Survival Internacional
En el contexto andino la divinidad suprema fue Wiracocha, según los relatos de los cronistas era la divinidad y creador del mundo. La imagen de este Dios ya había sido difundida a través de los relatos míticos en Lima, con el nombre de pachakamac y por el lado del Lago Titicaca con el nombre de Wirakucha ,el mismo tenia su santuario que estaba ubicado en (qhapaq qhawana) cuyo significado es; el lugar de la contemplación divina.
Hoy en día se lo conoce como Copacabana, el lugar de la Virgen de Copacabana en Bolivia. Así cuando los indígenas vieron por vez primera a los españoles de tez blanca y barbudos, rápidamente lo confundieron con el retorno del Dios Wiracocha, pues había sido el Inca Wayna Kayak que transmitió que un día su Dios regresaría por el mismo lugar en el que se fue, es decir por las aguas del mar. Este fue uno de los factores trascendentales para que los indígenas no opusieran resistencia a la llegada de los españoles ya que ellos creían que su Dios estaba de regreso. 9 Así lo divino-religioso era factor fúndante en el mundo andino.
Los templos sagrados más famosos fueron; (en orden jerárquico) Qorikancha ubicado en el Cuzco, mas al norte se encontraba el templo de Pachakamak, hacia el sur en medio del lago, se encontraba el templo del Titicaca. Dichos templos sagrados para la sociedad incaica, fueron profanados y saqueados en su riqueza bajo el nombre de la evangelización en la etapa de la conquista. En el contexto actual, como lo señala Intipampa; “Después de casi cinco siglos del intento de extirpación de las ‘idolatrías’ del Dios- Wirakucka-Pachakamak, y de otras deidades, hoy esta divinidad se expresa como Dios-Apu-Tata-Mama, y se relaciona de una manera continua y recíproca con el Jaq’i (hombre/mujer aymara)” (Intipampa, 2006: 63)
Así lo divino no es una abstracción conceptual, tampoco teológica, no se reduce estructura religiosa, ni tampoco se encuentra materializada en cuatro paredes de un templo, sino que se expresa en lo vivencial, por ejemplo en la preparación de la tierra para sembrar, el pastoreo, la procreación del ganado, para la venta de productos, para la construcción de la casa, para la realización de una fiesta, etc. En consecuencia el diario vivir del persona Kolla no escapa a la vigilancia de la divinidad, se podría señalar que hay una interdependencia entre las divinidades, las deidades y el jaq’i.
Pacha significa espacio y tiempo, dicho concepto abarca todo el cosmos. Así Pacha se concretiza y extiende en tres espacios y en los diferentes tiempos. Varios de los cronistas indígenas como Santa Cruz Pachacuti y Huaman Poma de Ayala confundieron esta concepción de los tres mundos, debido talvez a su influencia cristiana, así hayan asociado al infierno con Manqha-pacha (el mundo de abajo) y el cielo con alaxpacha (el mundo de arriba). Lo cierto es que los tres 10 Pachas no tuvieron, ni tienen la misma connotación que el pensamiento cristiano, pues estos mundos están interrelacionados y se complementan entre si al mismo tiempo que se manifiestan como divinidad y natural, así los tres Pacha divididos en espacio son:
Así también Pacha se subdivide en tiempo de acuerdo al calendario cíclico anual, en los siguientes periodos, como señala Carlos Intipampa:
Los primeros españoles, que muchas veces quedaron fascinados por la bondad de los indios, al ver en América los horrores que ellos mismos describen, no veían tanto a los indios como malos, sino como pobres endemoniados, que había que liberar, exorcizándoles con la cruz de Cristo.
Los misioneros, ante el mundo nuevo de las Indias, oscilaban continuamente entre la admiración y el espanto, pero, en todo caso, intentaban la evangelización. Y desde el primer momento predicaron el Evangelio, absolutamente convencidos de que la gracia de Cristo iba a hacer el milagro. Las predicas de los evangelizadores lograron su objetivo con el transcurrir del tiempo, Por ejemplo; en el imperio azteca el año 1531 el indio Cuauhtlatóhuac, nacido en 1474, es bautizado en 1524 con el nombre de Juan Diego. A los cincuenta años de edad, en 1531, tiene las visiones de la Virgen de Guadalupe, que hacia 1540-1545 son narradas, en lengua náhuatl, en el Nican Mopohua fue beatificado en 1990. En el Imperio inca, el año 1535 en el antiguo imperio de los incas, Pizarro funda la ciudad de Lima, capital del virreinato del Perú, una ciudad, a pesar de sus revueltas, netamente cristiana.
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